COMUNICACIÓN Y CULTURA PARA EL CAMBIO SOCIAL. Razones Académicas Y Políticas Para Su Estudio.

Autora: Lic. Claudia Villamayor
Filiación Institucional: 1. Facultad de Periodismo y Comunicación Social.
Universidad Nacional de La Plata.
2. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Quilmes. UNQ
Eje Temático: Comunicación Alternativa: prácticas y nuevas tecnologías.
Dirección Electrónica: claudia_villamayor@fibertel.com.ar

La comunicación para el cambio social, para la transformación, quiere enraizar no un nombre, ni mucho menos aferrarse a una nomenclatura. Sería un error acuñar un camino fosilizado, univoco, abstracto, o peor abstraído de las prácticas para que supuestamente se convierta en “verdadera” teoría.

Lo más genuino es su valor político cultural y humanista cuyos enfoques son trabajados desde abordajes de la comunicación en su cruce con la cultura.

En este terreno las definiciones son un acto creativo que conjuga prácticas y objetivación genealógica, testimonios de vida, narraciones orales, imágenes, multiplicidad de lenguajes, movimiento. Captar la sensibilidad compleja de los procesos y sus prácticas, su contradicción, su opacidad es también hacer surgir la teoría.

Mucho se habla de nuevo paradigma. La comunicación transformadora tiene un urgente desafío: el de teorizar sus prácticas mediante nuevas formas de operación epistemológica. Tarea académica y profundamente política. El estatuto de la comunicación y la cultura para el cambio social (alternativa, popular, comunicativa, alterativa, participativa, insurgente, para el desarrollo) está inexorablemnte ligada a procesos emancipatorios.

¿Por qué hacerlo? Porque si se quiere provocar modificaciones culturales mediante procesos de transformación democrática, también en el campo de las comunicaciones, hace falta construir legitimidades que no sólo se definen por lo que se hace, sino también porque lo dice lo que se hace..

La comunicación es un derecho humano fundamental que no sólo los estados tienen que traducir en leyes democráticas. La producción teórica tiene también que traducir sus mallas comprensivas desde una perspectiva comprometida con las prácticas que investiga para poder teorizar.

Teorizar es intervenir.